Después de trabajar un poquillo y saludar y despedir a Isa y Lola (que dieron clase antes de llegar yo y estaban pasando unos días de safari), nos hemos ido a comer al pueblo y luego a dar un paseo. Ha sido agradable, a pesar de despertar la curiosidad de cuantos nos veian pasar. A la vuelta nos hemos sentado un rato en un bar. La nube que se nos acercaba no me gustaba un pelo y he sugerido continuar la marcha, pero se estaba bien sentados y nos hemos quedado un rato. Bingo. Nos hemos levantado y medio minuto después se ha puesto a diluviar. Vaya chaparrón. La gente ha empezado a correr, y nosotros también. Nos hemos refugiado bajo el tejado más cercano junto a unos cuantos viandantes más. Ahora ya sé por qué todo está tan verde…
(Los mejores del oeste – Ataudes)
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