Por si hay alguien a quien aún no se lo he dicho, la razón/ excusa para venir precisamente a Uganda, precisamente ahora, ha sido la oportunidad de participar en el curso de neurogenética en Drosophila y otros insectos que han organizado Lucía Prieto Godino y Sadiq Yusuf, doctora y doctor (es que ponerlo delante me sigue sonando fatal). El curso es para estudiantes de doctorado o más avanzados, y tiene un nivel sencillamente impresionante. Isa y Lola dieron las clases introductorias y Lucía y Tom les están mostrando lo que Drosophila y otros insectos pueden contribuir al área de la neurobiología. Yo de momento he rellenado algún hueco explicando un poco de genética de mosca y me quedan un par de clases por dar que no son ni mucho menos para principiantes. Lo dicho, un nivel muy alto. Los estudiantes están respondiendo de maravilla y muestran un interés difícil de encontrar en otras latitudes donde estudiar se toma más como un castigo o un pasatiempo que con verdadera motivación.
Entre ayer (anteayer) y hoy (ayer) los estudiantes han presentado brevemente los temas en los que han estado trabajando hasta ahora y han hablado de cómo pueden utilizar lo que están aprendiendo en este curso. Ver que tras una semana y media casi todos tienen ya ideas de experimentos que pueden hacer con Drosophila que pueden ayudarles en su investigación sobre malaria, tanto a nivel de lucha contra los mosquitos como en el estudio de la patología, sobre la mosca tze-tze, la diabetes, la epilepsia, el uso de canabinoides… ha resultado una experiencia conmovedora. Lo de verles maniatar a un saltamontes para medir los potenciales de acción de sus músculos cuando le hacían cosquillas no ha sido tan agradable, pero qué se va a hacer, a caminar se aprende andando y la electrofisiología se aprende haciendo electrofisiología.
De moscas, protagonistas principales del evento, tenemos por todas partes bandejas llenas de tubos, botes para que pongan huevos y plaquitas en las que van creciendo larvas. En la esquina de la bancada que nos recibe al entrar en el laboratorio se van acumulando vasitos de plástico con los más variados insectos, saltamontes, mantis, avispas, cucarachas ya muchos otros esperando su turno para subir al escenario y que les midan sus corrientes. La mayoría los recogieron el otro día en una salida de campo con los estudiantes, otros los vamos encontrando en el laboratorio con el paso de los días, otros los van trayendo los estudiantes o profesores y personal técnico que colaboran en la organización: aquí todo el mundo contribuye con algo, aunque sea con bichos.
En la foto, el caracol se va de expedición por el tejado de la morada de los saltamontes marrones (sí, soy bióloga y no sé qué tipo de Locust es este bicho). Lo que se ve en segundo plano a la derecha es una avispa del tamaño de un dedo pulgar. Da miedo.
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