martes, 28 de abril de 2015

Agua que cae

Miro por la ventana de mi office o despacho y solo veo agua. Apenas se distingue la colina de enfrente que no debe estar a más de quinientos metros. Está cayendo agua con tantas ganas que llena el espacio que normalmente ocuparía el aire; no se ve tres en un burro. La lluvia en estos parajes suena a uralita. Es curioso de cuántas maneras distintas se pueden tomar malas decisiones alrededor de una profesión concreta: los constructores debieron elegir la uralita para hacer los tejados por alguna razón práctica, pero desde luego no tuvieron en cuenta que debajo habría que dar clase a un elevado número de alumnos que, más o menos apelotonados, no conseguirían oír nada a la más mínima llovizna, ni aunque el mejor sistema de sonido fuese instalado en las clases – que no es el caso.

Me imagino cómo va a estar la calle que lleva a mi casa y no me hace ninguna gracia que, después de la que nos cayó ayer, esté cayendo con el mismo gusto. Pronto vamos a tener que coger una tirolina para pasar al otro lado del valle, o calzarnos crampones para subir y esquís para bajar. La arcilla hace un barro muy traidor para el peatón, y el coche es mejor dejarlo aparcado en casa que encallado en la vereda.

La tormenta de hoy, como la de ayer, viene con truenos, relámpagos y rayos que hacen pensar en toda esa gente que se ha machacado los sesos durante décadas para aprovechar la energía de las tormentas ¿A qué espera alguno para pasarse por aquí? Algún día alguien abrirá una escuela de ingeniería en condiciones en estas tierras y los lugareños empezarán a resolver sus propios problemas sin depender de ayudas internacionales… pero, de momento, aquí estamos todos a verlas (las gotas) caer y llevarse el suelo fértil al Lago Victoria.

Al ritmo que llevan talando árboles para incrementar el área plantada ¡de bananeros nada menos! dentro de nada quedará poco o dentro de poco no quedará nada. Cualquier calle, cruce o back yard es una clase práctica del poder erosivo del agua y, en zonas de orografía ondulada, se ven los deslizamientos de terreno en los que ya no se plantará nada.

Ya oigo a alguno con el ya salió la ecologista. Pues not really. Aquí ecologismo se puede practicar muy poco y me conformaría con que se usara un poquico el sentido común. Nos caen las que nos caen pero estos días en casa no hay agua porque a los de la compañía de aguas les da por cortar para reparar y a los constructores no se les ocurrió poner unas canaleras que llevaran la escorrentía a un depósito; ni se les ocurrió dividir la entrada del agua y llevarla a la vez a las primeras casas y a las últimas, así que a los del final no nos llega ni a gotas. A algún ecologista se le ha ocurrido decir que ya no se dan más bolsas de plástico gratis en este país; ahora las dan de papel y el pan, los bollos o lo que sea está blando al día siguiente porque en un lugar en el que no hay electricidad constante, el 99% de la población no tiene nevera, y casi los mismos no se pueden permitir ni una triste fiambrera de plástico, la bolsita de plástico era lo único que mantenía los víveres algo aislados de la oxidación y el secado ambiental. El caso contra la bolsa de papel ya lo elaboró Leyla Acaroglu así que os pego el final de su TedTalk y lo dejo:

If you just had paper or plastic -- obviously reusable is far more beneficial -- then the paper is worse, and the paper is worse because it weighs four to 10 times more than the plastic, and when we actually compare, from a life cycle perspective, a kilo of plastic and a kilo of paper, the paper is far better, but the functionality of a plastic or a paper bag to carry your groceries home is not done with a kilo of each material. It's done with a very small amount of plastic and quite a lot more paper. Because functionality defines environmental impact

(En resumen, con la de papel que hay que meterle a una bolsa para que sirva como bolsa, acaba siendo más perjudicial que una bolsita de plástico; alternativas hay que buscar, pero no hay que liarla más gorda de lo que ya es)

Decía que no es ecologismo, si no sentido común y de la justicia social, que si se destroza el terreno disponible para cultivar comida y encima todo lo que se cría son plátanos, no vamos a llegar a ninguna parte any time soon.

Me he liado y he perdido la inspiración Triste así que os dejo un video de hace ya bastante tiempo en el que trataba de recoger el sonido uralita que os comentaba. No es mi office si no mi casa. Besos CaracolCaracolCaracolCaracol

martes, 21 de abril de 2015

Mucho tiempo después

Hace ya mucho tiempo que no escribo. En verdad (como se dice en Castellón) hace mucho tiempo de muchas cosas. En estos últimos días meses me han caído 36 añitos y dos unas cuantas jaquecas, y el tiempo sigue volando sin piedad de quienes, como la que escribe, se mueven mejor a velocidad caracol, lento pero constante, a paso de caminante no hay camino se hace camino al andar.

Ya hace más de tres años que pisé esta tierra por primera vez y casi tres que me mudé aquí. Aunque suene estúpido entenderéis que ya no sienta mi vida en Uganda como una aventura ni nada fuera de lo normal. Son tres años lavando la ropa a mano, despertándome a un no saber si habrá luz o no, saliendo a una calle de barro, viendo vacas desde la ventana y oyendo a las aves del lugar aterrizar en mi tejado con muy poca delicadeza.

Así las cosas, escribo poco, hago pocas fotos y, en general, hago muy poco de turista en una tierra en la que jamás dejaré de serlo. No es que me importe demasiado; el no pertenecer me permite el lujo de ser crítica con la manera de hacer sin sentir el juicio en mis propias carnes. Eso aún me duele de las barbaridades que leo de nuestras España querida; sin participar en la acción es como si parte de la culpa fuera mía. No sé qué pasa pero esto es como decían los cómicos en el anuncio de Campofrío: una se va, pero no se hace.

Escribo poco, como decía, y si lo hago es por trabajo y, por tanto, en inglés. Hace unas semanas escribí una parrafada para una solicitud que más que para organizar una conferencia parecía para un anuncio de la agencia de turismo. Os dejo aquí un par de párrafos y, ya que está en inglés, quien quiera leer el resto que visite Snailer, que el pobre blog lleva muerto ya demasiado tiempo.

Kampala is the heart of Uganda. Everything that happens in Uganda, at some point, touches Kampala. A visit to Old Kampala makes for a perfect test for the tourist’ appetites: if one can take the overpopulated streets, the crowded shops, the chaotic old taxi park, the still traffic jam that disappears when the traffic officers release their block at the neighbouring round about, then one can say that is ready to see the real Uganda.

Initially built on seven hills, the now-more-than-seven hills that Kampala covers make it hard to move around on foot, but gives the opportunity to enjoy tremendous views from places like the Catholic cathedral or the upper roads of Makindye. Tourists can get a more relaxed shopping experience at the Garden City and Oasis malls after a less hectic walk through the hill of Nakasero, land of government buildings and big hotels.

Sigue en snailer

Por cierto, la solicitud fue evaluada muy positivamente y Kampala será la próxima sede para la conferencia de la Sociedad de Neurocientíficos de África, y mi jefe, que ya no es mi jefe directo y a penas lo veo pero será siempre mi jefe de KIU, es el nuevo presidente de la sociedad. Aunque sea poco, algo hemos hecho bien.