viernes, 17 de agosto de 2012
Las primeras seis
miércoles, 8 de agosto de 2012
Y de postre, un cuadradito de chocolate
Hoy al salir del labo - más bien del despacho que está dentro del labo - he cazado a mi jefe ya recogiendo para irse. Voy aprendiendo a sacarles partido a estos encuentros porque la mayor parte del tiempo es todo lo que tengo para sacar información del hombre más ocupado de Western Uganda. Quería irme andando, pero como le retenía hablando, me ha llevado en coche hasta el horno (unos dos minutos y porque hay baches a la salida de la universidad) y, ya que estábamos, me he aprovechado de la circunstancia y he cargado una garrafa de dieciocho litros de agua. Cuando voy yo solita andando tengo que ir de cinco en cinco litros, así que una oportunidad así no se puede dejar pasar .
No sé muy bien por qué, ha tomado el camino más largo para ir hacia nuestros apartamentos en Lagos y así he visto por primera vez un montón de casas que ni sabía que existían y están aquí detrás a tiro de piedra. La fisonomía de este pueblo me desorienta. Por algún motivo, las cosas parecen estar más cerca de lo que realmente están. Creo que es porque los caminos no siguen la trayectoria más corta, sino que salen siempre un poco en oblicuo o hacen curva, y así dos puntos que están relativamente cerca acaban estando a una distancia mayor.
He salido cansadita así que no he seguido currando al llegar a casa. Además, tenía colada acumulada y me he puesto a frotar un ratito en el barreño. Lo que peor llevo es lavar los calcetines… Ya casi acababa de frotar cuando se ha ido la luz. Lo he dejado todo en remojo y me he ido a preparar algo para cenar a la luz del frontal. Había comprado un par de cosas en el horno para no tener que cocinar, pero la ensalada de tomate que he preparado para mañana tenía tan buena pinta que he decidido cambiar el orden en el que los productos entraban a mi estómago. Qué rico el untico, mmm… Así, a la luz de la linterna con disfraz de vaca y con el popurrí de música que llevaba mi hermana en el móvil, que tan pronto te suelta un Todos los días sale el sol, chipirón como te acuna al son de la banda sonora de Dirty Dancing, he dado cuenta de unos tomates que no llevan etiqueta (ni precio) de orgánicos, pero me extrañaría que tuvieran algo que no fuera tomate en ellos. Esto me encanta…
Ya ha vuelto la luz, pero yo ya me he quedado en modo semi-apagado lista para irme al sobre, y si dejo pasar el momento me desvelaré, no habrá quien duerma y por la mañana será un suplicio levantarse. Me ha salido aburrida la historieta, lo siento, ya dije que andaba escasa de inspiración. Solo quería atar cuatro eventos cotidianos y usarlos de excusa para saludar y, de paso, tratar de ponerme en modo escritura, que este mes he de conseguir poner en negro sobre blanco unas cuantas ideas, a ver si convencemos a alguien de que merecemos la pena y nos dan dinerito pa investigaaaaaarrrrr…
Ya lo he hecho, ya me he liao, y ahora a ver a qué horas me duermo…
martes, 7 de agosto de 2012
domingo, 5 de agosto de 2012
I’m out of ideas, pero gracias
Estoy seca, como Ishaka estos días. Desde que llegué solo ha llovido una vez. La piscina que esquivaba al ir a trabajar es un trozo más de camino y hasta el sempiterno charco frente al hospital se ha evaporado. Mi inspiración se ha debido evaporar también porque el turullo de ideas que siempre salta en mi cabeza hasta que ella les da forma parece imposible de domar estos días. Será la visita a España, que con la duración por encima de lo habitual, me ha dejado aún más en babia de lo que ya es habitual, o la poquita suerte que me acompañó mientras estaba allí, muy a tono con la suerte general del país, o la pila de faena que me ha recibido al llegar que, sin ser una sorpresa, no veo cómo voy a rebajar a velocidad suficiente como para no llegar tarde a todo, o que no toca estar inspirada i prou.
Sin embargo, no quería que mi incapacidad para organizar mis ideas me impidiera dar las gracias a todas las personas que tuvieron algo que ver en que me trajera casi cuarenta kilos de donaciones en el equipaje y dejara más de una caja esperándome para la próxima ocasión (y siendo la mayor parte de ellas material plástico que apenas pesa, os podéis hacer una idea de lo bonico que era el carro de las maletas cuando me dirigía al mostrador de facturación).
No tiene sentido que con lo falta de palabras que estoy ahora mismo me ponga a intentar explicaros lo que todo esto significa para nuestro laboratorio, GRACIAS: Dani, Yolanda, Nieves, mamá (y amigas), Romi, Rafa, MJ (aunque esas ya me las traje en abril), Raquel, ese GMD del que salí hace ya unos cuantos años, el laboratorio de microbiología y biología molecular del AINIA, Juanba y Ana de Mejoran, Noemí y la gente del Miguel Servet, y voy a añadir aquí a Xosé porque, aunque sus aportaciones no hayan volado conmigo, nos han llegado muy a tiempo a través de la red. Gracias también a la brigada recogebolis que va a hacer que cuando vuelva mi prima de Mozambique se dé un susto que no veas con la de cajas que tiene que enviar.
A todos, gracias. Gracias por los cafés (mejor dicho, por las horchatas y las tilas), por los paseos por la playa, por la carretera, al fresco de la noche o en mitad de la tarde, por las cerezas, por las idas y venidas en coche, por las salas de cine desiertas, por las series, las pelis y los libros, por las comidas, por las cenas, por los partidos, por los asados, por todos los ratos, por acercaros, por dejar que me acercara, por cuidarme cuando me puse mala, y por seguir en mi vida aunque me empeñe en ser poco más que una visitante en la vuestra.
PD: Según las últimas noticias sobre el brote de ébola parece que la cosa se va controlando, el número de infectados se ha ralentizado, los casos son menos graves – supongo que porque los cogen antes, pero no me hagáis mucho caso - y sigue confinado al distrito en el que surgió. Ha llegado a mis oídos que algunas ONGs están usando el desafortunado evento para hacer campaña de recogida de fondos. La crisis está sacando lo peor de demasiada gente. Todas las medidas de control están implementándose con rigor. El ébola es muy grave, sobretodo porque no se sabe nada de él, pero esto no es una crisis humanitaria. Si queréis donar, donad (los estudios dicen que ayuda a ser feliz) pero no contribuyáis a disparar las alarmas porque lo que menos necesita Uganda es perder los ingresos de la temporada alta de turismo sin razón.