lunes, 28 de enero de 2013

Casi

La imagen podría haber competido en ternura con los gestos de aquellos gorilas que me arrancaron las lágrimas en Bwindi. Dos leonas caminaban por la pista de tierra, apenas cien metros más allá de la “puerta” de la zona de servicios del Queen Elizabeth. A escasos metros, tras ellas, un cachorro. Despreocupada (o despreocupado), segura de estar a salvo, protegida por sus madres. Se me abrió la boca y empecé a jurar. No sé por qué, siempre me pasa, se me juntan los tacos con las cursiladas, por eso, en general, prefiero quedarme callada contemplando y, tras el shock inicial, eso hice. Reduje a primera y a paso de tortuga me aproximé tras tomar un par de fotos en la distancia. Tras el subidón inicial, vi que el cachorro llevaba una botella de plástico en la boca Corazón roto y se me cayó el alma a los pies. Una semana antes había parado el coche en medio del parque de Mburo para recoger una botella de refresco que estaba demasiado cerca como para dejarla atrás, y me dolió el estómago cada vez que pasé una sin parar, porque llevaba gente conmigo, porque no puedo pretender limpiar de plástico cada rincón de cada lugar que visito… Mi gente se ríe de mí cuando lo hago en nuestros paseos, “relájate, Marta, no se puede llegar a todo”. Pues a lo que queremos sí que llegamos… Las leonas subieron a un montículo y se ocultaron tras la hierba. Una de ellas nos regaló su estampa descansando junto al camino, incluso se puso panza arriba en plan gatito. No, no dejé que la dejadez e ignorancia de alguno me impidiera disfrutar de la escena. Le hice fotos hasta la saciedad, y dimos tiempo a que la otra leona y la pequeña criatura salieran de su escondite. De nuevo paseaban a nuestro lado, a escasos cinco metros, pasando de nosotras completamente. Me volví a cabrear Echando humo. Mirad la foto y sabréis por qué.

IMG_0348 - copia

Espero poder seguir siendo la pesada de vuestras vidas, espero poder seguir pareciéndoos un estrés de mujer, espero poder seguir dándoos la tabarra en muchos paseos futuros, y espero poder seguir haciéndolo hasta que ante cualquier gesto antiecológico os acordéis de mí y cambiéis vuestro hábito. La Tierra es de todas las especies que la habitan. Dejemos de ser vagos y de procrastinar. Nuestros ordinarios gestos de cada día nos permitirán disfrutar de escenas extrordinarias cuando menos lo esperemos, sin basura que estropee la foto Paz.

(sí, yo también tengo alguno de esos hábitos que hace falta erradicar, pero yo vivo 24 horas al día con esta pesada que escribe, así que dejadme que esta vez me dirija a vosotras)

lunes, 21 de enero de 2013

Primer workshop del año

 

Writing_a_grant_workshop

Bienvenida…

Lunes, intentando volver a trabajar. Me despierto y no hay electricidad. Hoy no hay café. Vamos a lavar los platos... la pila decide que no traga más agua y la echa toda fuera con muy malos modos. Lentamente, el fontanero llega hasta casa. Lentamente, decide qué es lo que hay que hacer. Pagamos. Se va diciendo que va a volver. Esperamos. Seguimos esperando. Mientras tanto voy rascando tarjetitas y marcando números laaaargos como churros para ir metiendo dinerito en la SIM. Hoy han hecho falta ocho para llegar al saldo necesario para tener acceso semidecenteydemasiadocaro a internet. Seguimos esperando. Una vez recargada la SIM pongo el módem en el ordenador y vuelvo a instalar el software de Orange everywhere (antes de las vacaciones me cabreé con ellos y lo desinstalé todo; sigo cabreada, pero no hay muchas opciones; por eso el servicio patatero que dan es de lo mejor que hay). Seguimos esperando… Ya se ha instalado todo. He descargado todos los mails y no hay demasiado trabajo acumulado. El que hay ya estaba acumulado antes de empezar a venir para acá hace ya una semana. Domingo noche en el tren. Lunes en Granada. Visita a la Fundación Medina. Impresionante. Visita a Carol. Martes tren a Madrid. El cuerpo me dice que me lo tome con calma y no vaya a visitar Mejoran, así que no voy. Visita a Leti. Miércoles al aeropuerto y noche en la gélida Bruselas. Visita a Almu. Jueves vuelo a Entebbe con la tropa italiana, coche demasiado pequeño para tanta maleta llena de generosidad española, y noche en Kampala. Qué calor hace en Kampala… Viernes todo el día buscando un coche de alquiler. Lo conseguimos a última hora y pasamos una noche más en la sofocante Kampala. Sábado, carretera a Ishaka. El viaje se hace duro. Calor, muchas obras, qué ganas tengo de que acaben esa carretera… Foto en el ecuador, algo fresquito y seguimos. Paradita en Mbarara para hacer un poco de compra. El domingo volvemos hacia atrás para visitar el lago Mburo y sus cebras. Qué bonitas son las cebras… Por la noche estamos rendidos. Cena a la ugandesa: beans, rice. Cuesta dormir. Demasiadas cosas en la cabeza y en cuanto abro un ojo me desvelo. Me hago mayor. Seguimos esperando al fontanero. Voy a asumir que hoy el sofá además de mi cama es mi despacho. Besos.